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lunes, 7 de julio de 2025

La gelatina

 

La gelatina


Introducción

La gelatina se produce a partir de la piel y los huesos de los animales. Si el animal no es kosher (o una especie no kosher, o si no se sacrifica correctamente), debe seguir que la gelatina tampoco es kosher. Sin embargo, varias autoridades, sobre todo Rav Jaim Ozer Grozinsky ZT”L, lo permitieron, basándose en el método de producción.

Con el fin de extraer gelatina del hueso o la piel animal, el material se empapa en ácidos, se calienta durante un largo período de tiempo y se trata de otras maneras. El resultado es un polvo blanco seco sin sabor particular. El Talmud (Tratado Pesajim 21a) afirma que un alimento que no es apto para ser consumido ya no está prohibido. Sobre esta base, se debe permitir la gelatina pura.

La producción de gelatina kosher a partir de pieles de animales comenzó hace unos años, e involucra la recolección y la salazón de pieles de animales sacrificados kosher en América del Sur.

Bajo el nombre gelatinas se elaboran los postres de fantasía a base del colágeno de origen animal, el cual está prohibido por casi todas las autoridades halájicas en las circunstancias en las cuales es elaborado. A pesar de las opiniones rabínicas validas que lo autorizan, todas las supervisiones de alimentos de cierta jerarquía se abstienen de emplearlo. En su reemplazo, está autorizado el uso de carragenatos y el agar agar, siempre y cuando sean puros.

Muchos jugos de fruta son clarificados con gelatina que suele ser de origen animal como procedimiento estandarizado de clarificación. La gelatina luego es arrastrada mediante tierras filtrantes.

La fuente halájica de esta anuencia está en el libro Nodá B´Iehudá, Ioré Deá 26, y Pitjé Teshuvá 99:4.

Desarrollo

La gelatina (E441) se produce a partir de una proteína colágena que se encuentra en los huesos y las pieles de los animales. Su función es la de estabilizar y solidificar a los dulces, los helados, los postres lácteos y similares. Las grandes fábricas la producen a partir de animales impuros o de otros que son puros pero que no fueron faenados según la Halajá. En el proceso de elaboración se sumergen los huesos y las pieles de los animales en cal para extraerles los líquidos y los componentes innecesarios, y lo que sobra es molido y transformado en polvo, se lo mezcla con agua y se calienta hasta que las moléculas de colágeno cambian su composición y se vuelven gelatina.

Hay quienes permiten la gelatina ya que en su proceso de elaboración los huesos y las pieles cambian su naturaleza y pierden por completo su sabor al grado de que se vuelven no aptos de ser consumidos ni siquiera por un perro, por lo que se tornan algo nuevo (panim jadashot bau lejan) que no está prohibido. Si fue producida a partir de la parte dura de los huesos, hay un argumento adicional para autorizarla, ya que hay quienes dicen que esta parte nunca es considerada como alimento, y a priori, no recae sobre ella prohibición alguna (Ajiezer 3:33, Har Tzví Yoré Deá 83, Yabía Omer VIII Yoré Deá 11).

Y hay quienes la prohíben, porque la producción de la gelatina no se considera “hacer algo nuevo”, sino simplemente la separación del colágeno del resto de los componentes, y por ende la prohibición de la Torá que recae sobre los huesos y las pieles de los animales impuros y los no faenados según la Halajá (nevelot) perdura sobre la gelatina que se separó de estos, y no se anula en sesenta ya que entra en la categoría de un ingrediente que como el cuajo, cambia la forma o la esencia del alimento para mejor (ma’amid), por lo  tanto, no se anula en sesenta (Igrot Moshé Yoré Deá 2:23, 27, Minjat Yehudá 5:5).

En la práctica, quienes deseen adoptar una actitud más flexible podrán hacerlo, ya que se trata de una controversia de origen rabínico, pues, de hecho, la gelatina carece de sabor y solamente funge como espesante o estabilizante, y la norma según la cual por actuar como ma’amid (que mejora la forma o la esencia del alimento) no se anula ni siquiera en mil partes, tiene su origen en el dictamen de los sabios. Además, es posible también que parte de aquellos que adoptaban en el pasado una actitud estricta reconocerían que en el presente el colágeno pasa por un proceso químico tal que se puede considerar a la gelatina como algo nuevo (panim jadashot).

No obstante, por otra parte, dado que en la actualidad es fácil conseguir gelatina elaborada a partir de animales puros que fueron faenados según la Halajá o proveniente de pieles de peces puros, lejatejila, si se puede utilizar una gelatina con Heksher, es mucho mejor, pero a priori, Bediabad, si es difícil o costoso, se puede utilizar gelatinas, sin Heksher, autorizada o autorizadas por un Rabino calificado para eso.

Observación:

El “Número E” en el código alimentario es una forma estandarizada de identificar aditivos alimentarios aprobados para su uso en la Unión Europea. La “E” proviene de “Europa”, y va seguida de un número de tres o cuatro cifras que indica el tipo y función del aditivo.

Estos números están organizados por categorías:

  • E100–E199: Colorantes
  • E200–E299: Conservantes
  • E300–E399: Antioxidantes y reguladores de acidez
  • E400–E499: Estabilizantes, emulsionantes, espesantes
  • E500–E599: Reguladores de acidez, antiaglomerantes.
  • E600–E699: Potenciadores del sabor
  • E900–E999: Edulcorantes, gases, agentes de recubrimiento

Por ejemplo, el E300 es ácido ascórbico (vitamina C), un antioxidante, mientras que el E202 es sorbato de potasio, un conservante.

Estos códigos permiten a los consumidores y autoridades identificar fácilmente qué sustancias se han añadido a los alimentos y con qué propósito.

Prontamente, autorizaremos algunas gelatinas y también productos Colágenos.

lunes, 16 de junio de 2025

El Kashrut de los sentimientos y su impacto en Shalom Bait

 

«El Kashrut de los sentimientos y su impacto en Shalom Bait»

La idea del Kashrut emocional no solo nos invita a examinar la pureza de nuestros sentimientos, sino que también se relaciona profundamente con la paz en el hogar, Shalom Bait. Así como el Kashrut establece reglas para el consumo adecuado de los alimentos, podemos aplicar principios similares para cultivar relaciones armoniosas y una vida emocional equilibrada.

Debemos seleccionar y refinar nuestras emociones. En el ámbito de la alimentación, los alimentos kasher son aquellos que han pasado por un proceso de purificación y selección. De manera análoga, las emociones también deben someterse a un filtro interno: ¿Qué sentimientos nutren nuestro bienestar? ¿Cuáles generan discordia o impureza en nuestras relaciones?

La envidia, la ira descontrolada y el rencor pueden considerarse sentimientos taref (no aptos), mientras que la gratitud, la humildad y la compasión son emociones kasher, dignas de ser cultivadas y compartidas.

La preparación emocional y su impacto en la convivencia. El proceso de preparación de los alimentos kasher requiere atención a los detalles: separación de ingredientes, métodos de cocción específicos y bendiciones previas. En la esfera emocional, este principio nos enseña que no basta con sentir algo, sino que es crucial procesarlo adecuadamente antes de expresarlo.

Si un desacuerdo emerge en el hogar, la pregunta no solo es ¿qué sentimos?, sino también ¿cómo lo comunicamos? Los sentimientos sin filtro pueden generar daño, mientras que los sentimientos depurados —expresados con respeto y empatía— pueden fortalecer la convivencia.

El Shalom Bait, es la santidad del hogar. En esto el Kashrut, en su idea filosófica es fundamental en la construcción del Shalom Bait.

El Kashrut no es solo una práctica individual; también es un compromiso comunitario. En el hogar, la pureza de los sentimientos y la forma en que interactuamos reflejan nuestra identidad espiritual. La comunicación sincera, el perdón y la paciencia son ingredientes esenciales para construir un ambiente de Shalom Bait, donde cada palabra y acción esté alineada con la integridad y el respeto.

Así como el Kashrut transforma la alimentación en un acto sagrado, podemos hacer de nuestras emociones una ofrenda de paz, elevando nuestra vida interpersonal a un nivel de pureza y armonía.