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Kashrut en el Mundo

martes, 13 de febrero de 2018

Sangre en los huevos 2ª parte



SANGRE EN LOS HUEVOS - CONTINUACIÓN



En la halajáh anterior aclaramos que es prohibido consumir la sangre que se halla en los huevos, y que existen casos en que la sangre hallada en los huevos prohíbe todo el huevo, pues la sangre que se halla en los huevos es el comienzo de la formación de un nuevo pollo, cuya sangre es prohibida.

De acuerdo a lo que hemos concluido, que la sangre en los huevos es prohibida debido a que de la misma se formará un nuevo pollo, surge la pregunta en relación a los huevos que se distribuyen en la actualidad (por ej. de la firma Tnuva, en Israel), si a los mismos los afecta la prohibición de sangre, pues como es sabido, la mayoría de las gallinas ponedoras de las que se obtienen dicho huevos  se hallan encerradas en gallineros y tienen contacto con ningún gallo –y según la ley del Talmud las gallinas que no son fertilizadas por gallos, sus huevos no producen pollos- y por lo tanto dichos huevos no son prohibidos.

El gran erudito R. Moshe Feinstein Z”L fue consultado sobre esto ya en el año 1957 y respondió que según la halajáh es posible consumir estos huevos simplemente tirando la sangre que hay en ellos y todo el resto del huevo se permite. Pero existen gallineros en cuyas instalaciones se crían gallinas y gallos juntamente para necesidad del consumo humano, y en ocasiones cuando la cantidad de huevos que ponen las gallinas supera lo requerido para la producción de pollos, se venden los huevos producto de los gallos junto con los huevos fertilizados sin machos (según sabemos esta misma situación se presenta en los últimos años en Israel), por lo que es apropiado eliminar todo el huevo si se hallara sangre en la yema, según la opinión de Maran, y – eliminarlo –  en cualquier lugar donde se hallase según la opinión de RaMa, como lo adelantamos en la halajá anterior. (sin embargo, según la disposición estrictamente halájica es posible aceptar el consumo de estos huevos pues la gran mayoría de ellos no es producto de gallinas fertilizadas por gallos y no es necesario tener en cuenta una marcada minoría, incluso en la actualidad. Sin embargo, en las responsas halájicas Minjat Itzjak dictaminó la prohibición de estos huevos según la halajá).

R. Ovadiá Yosef, ZT”L escribió extensamente al respecto y concluyó que se pueden autorizar los huevos que se distribuyen en la actualidad y será suficiente con eliminar la sangre que encuentre en ellos, y todos los huevos serán permitidos pues la gran mayoría no proviene de huevos producto de gallos y los mismo no se hallan en capacidad de reproducir pollos, como lo citamos más arriba.

Debido a lo anterior no vemos necesidad de explayarnos en las leyes referentes a la sangre en los huevos, pues los mismos provienen de los grandes distribuidores y será suficiente con eliminar solo la sangre que halle en ellos.

Sangre en los huevos - 1ª parte



LA SANGRE QUE SE HALLA EN LOS HUEVOS



La sangre que se halla en los huevos es prohibida consumirla, pues de la misma se originará un pollo y dicho pollo se considera un ave, cuya sangre es prohibido consumirla de la Toráh; por lo tanto, también la sangre hallada en los huevos es prohibida según la ley de la Toráh. Esta es la opinión del RoSh y de los Tosafot. Sin embargo, de acuerdo con la opinión de RaMbaM la sangre que se halla en los huevos no es prohibida sino por los Jajamim, pues aun cuando la misma dará origen a un pollo, siendo que todavía no se completó la creación del ave, definitivamente no es considerada un pollo y por lo tanto su sangre no está prohibida según la Toráh sino sólo por los Jajamim, como un vallado dirigido a evitar el consumo de sangre de ave.

Existe casos en el que la totalidad del huevo queda prohibido si se halla en el mismo, sangre, y otros en que no se prohíbe todo el huevo sino se elimina la sangre de este y se puede consumir el resto.

Si se hallara incluso una mínima porción de sangre en la yema del huevo, esto prohíbe todo el huevo. Sin embargo, si la sangre apareciera en la clara del huevo, se puede eliminar la sangre y el resto del huevo será permitido. Esta es la opinión de Maran (Rabi Iosef Caro) en su obra, Shuljan Aruj, sin embargo, RaMa escribió que en cualquier lugar en que se halle sangre en el huevo la misma prohíbe todo el huevo. La costumbre sefaradí se rige de acuerdo con la opinión de Maran, pues recibimos sus dictámenes.

Aun cuando según la halajáh la sangre hallada en los huevos es prohibido consumirla, de todas formas, no existe una obligación halájica de revisar cada huevo que se consume, pues nos apoyamos en que la mayoría de los huevos no tiene sangre. De acuerdo con la halajáh, es posible apoyarse en esta mayoría, sin embargo, en caso de que desee consumir el huevo frito o romper una cantidad de huevos para el horneado, etc. es costumbre revisar los mismos –vaciándolos en un vaso de vidrio u otro objeto- debido a la sangre que eventualmente pueda hallarse en ellos, ya que de todas formas abrirá los huevos por lo que es posible revisarlos y así evitar la trasgresión de consumir sangre.

Sin embargo, si desea cocinar huevos duros en una cacerola, o agregarlos a la olla en la que prepara la comida para Shabat, aunque después de la cocción no será posible distinguir si los huevos tenían sangre –o la persona que desea tomar un huevo pasado por agua sin revisarlo- podrá hacerlo sin ninguna restricción, pues el principio halájico de la mayoría autoriza el consumo. Ciertamente, en la obra Queneset Haguedolá escribe que existen persona que se abstienen de comer huevos sin revisarlos, e incluso cuando desean comer un huevo hervido acostumbran a vaciar el contenido de este en un vaso, revisarlo y posteriormente volver a introducirlo en su cáscara, cierran el hueco por donde lo vaciaron y solo después lo cocinan. De todas formas, según la halajá, consideramos que no hay lugar para esta conducta, pues escribió Maharah”u (Rabbenu Haim Vital Z”L) que vio cómo su maestro, el santo Ari Hakadosh consumía huevos hervidos sin revisar previamente si los mismos tenían sangre, y citó distintas pruebas del Talmud que indican que no es necesario tener en cuenta la opinión estricta en este caso. Todo esto es citado por el gran erudito Rabbenu HaJida en su obra Birké Yosef, donde concluye que tras haberse descubierto la santa opinión de nuestro maestro Rabbenu Haar”i, no es necesario tomar en cuenta ninguna opinión estricta al respecto.